D R . G U I D O L U I S
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odos hemos vivido la experiencia de pensar algo que nos provoca enojo, ira, y deseos de venganza. Todos hemos tenido pensamientos que nos provocan dolor y nos hacen daño, nos deprimen y nos hacen desear el mal de otro, o de nosotros mismos. O hemos tenido pensamientos impuros, sexualmente hablando, que pueden llevarnos al adulterio, a la fornicación, la desviación sexual, visitar un antro sexual, o cometer hasta un crimen sexual. También hay pensamientos que nos pueden llevar a robar, hacer fraude, involucrarse en narcotráfico, o cualquier otra forma de hacer dinero fácil. Los pensamientos nos pueden llevar a todo eso si no los controlamos.
Evidentemente muchos no han controlado sus pensamientos y han sido conducidos por los pensamientos que mantuvieron en sus mentes.
La clave para mantener bajo control los pensamientos es capacidad de todos, no es privilegio de algunos pocos, y es sencillamente ejercer autoridad. Se me ocurre la siguiente analogía para ilustrarlo. Imagínese una autopista en la que transitan muchos vehículos, y para que haya orden hay un oficial de tránsito. El oficial puede detener, desviar, o hasta acelerar, según se requiera para que haya completa seguridad. Si un vehículo viene a muy alta velocidad, él puede indicarle que salga del tránsito, lo detiene, y si fuera necesario, manda que tomen ese vehículo y se lo lleven a otro lugar. El significado de esta analogía es así: la carretera es su mente, los vehículos son los pensamientos, y el oficial de tránsito es usted.
Todos nosotros podemos detener, sacar, o frenar cualquier pensamiento. Si no lo hacemos, pensamientos fuera de orden pueden causar grandes desastres. Si hay un pensamiento que te provoque odiar, lo puedes detener perfectamente, pruébalo para que vea que si se puede, y en su lugar traer otro pensamiento. Si una persona ya no puede controlar sus pensamientos, la raíz está más allá de ser un asunto mental, ya está en el campo de lo espiritual, donde hay influencias espirituales que le están atormentando, y necesitan ayuda de esa índole, y por supuesta, la hay.
El control de nuestros pensamientos es algo que la Biblia lo testifica, de hecho nos dice qué deberíamos pensar, que si no fuera posible, no lo ordenaría. Filipenses 4:8 dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Noten que al final dice “EN ESTO PENSAD”, lo que cual es un llamado que podemos cumplir, y mucho mejor, si tenemos comunión con el que nos creó.
El control de los pensamientos conduce a nuevas actitudes, nuevas actitudes a nuevas conductas, y las nuevas conductas al desarrollo de nuestro carácter, que este a su vez nos conduce a disfrutar nuestro verdadero destino.
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